Abismo y escepticismo entre el discurso político y la realidad.
Se vienen tiempos de elecciones y México se prepara para escuchar las frases más prometedoras de los candidatos, encaminadas a ganar votos más que a concretar realidades. La sociedad mexicana visto como una entidad, no puede negar que el grave problema del narcotráfico y la pobreza son realidades que necesitan ser combatidas en tiempo real. En este sentido, debemos afinar oídos para escuchar las estrategias planteadas por los candidatos.
Un México diverso en opiniones en donde unos buscan mantenerse optimistas ante el cambio y las promesas, y otros que prefieren mantener el pesimismo y creer en que no habrá poder político que mine con los problemas del país. Finalmente, el optimismo y el pesimismo son dos suertes de fatalismo, y ¿por qué no creer que el verdadero cambio comienza con la mentalidad de cada persona? a través de la educación, el trabajo y la conciencia de la realidad, que permitirá mantener una actitud escéptica ante cualquier discurso político que parezca, esté fuera de órbita.
México necesita de una sociedad que se interese por la política, a pesar de las diferencias que existe en ella. El reto está en las aulas de las escuelas, en la familia y en el entorno, buscar un espíritu de nación que pueda conjuntar la diversidad de razones, ideales y valores, teniendo un pleno conocimiento de los problemas del país y deseos de encontrar una dirección política al emitir un voto pensado sin dejarse llevar por el abismo entre el discurso y la realidad que proyectan los eslóganes políticos.
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