A-Rod, un yanqui de 696 costuras
Por Marisol Rojas
Con la camisa rayada y el logo de los Yanquis de Nueva York en el pecho, Alex Rodríguez camina hacia la caja de bateo para acercarse un poco más a la élite de los cuatro peloteros que han logrado el mayor número de jonrones en la historia.
El mandamás Yanqui de esta clase privilegiada es Babe Ruth con 714 jonrones; leyenda del beisbol que como A-Rod estuvo inmerso en problemas de abuso de sustancias nocivas.
Ruth luchó contra el alcoholismo mientras que A-Rod ocupó cremas y gomas de mascar de testosterona e inyecciones de hormonas de crecimiento.
El tiempo que separa a ambos bateadores es abismal, de 96 años, desde que Babe comenzó a jugar como Yanqui en 1920 hasta nuestros días en los que A-Rod lleva su décimo segundo año con Nueva York.
Y en este año, A-Rod con 696 vuelacercas aspira a sumarse a la silla de los reyes del jonrón donde también están Barry Bonds con 762, Hank Aaron con 755 y Willie Mays a quien ya superó.
Este pelotero es de lección. No dejó que un capítulo oscuro de su carrera ensombreciera su talento como jugador.
“Su tiempo llegará, va a recibir más chances”, en palabras del manager Joe Girardi, quien ya planea una reestructuración del equipo.
Le tienen fe y esperan que termine mejor la temporada. En los últimos 3 juegos se ha ido a la banca sin conectar ningún bambinazo.
Neoyorquino de nacimiento y Bombardero por adopción, A-Rod ha dejado para la posteridad el recuento de sus problemas, contrapartes y la crítica a su personalidad.
Un pelotero que de la desilusión y ausencia va directo a trascender como uno de los mejores del beisbol.
Alex Rodríguez es más que un jugador y su futuro lo tiene asegurado en la élite.
Calculador en el bateo y asertivo en sus declaraciones, la más contundente cuando confesó haberse dopado en el verano del 2013.
El escándalo de la Clínica Biogénesis que sacó a la luz el dopaje de 13 peloteros que fueron suspendidos de la liga.
El mundo de los diamantes se asombró cuando en la lista apareció el nombre del veterano pelotero de 41 años.
Sin embargo, A-Rod sonríe en sus fotos. En su avatar de twitter sostiene a sus dos hijas en cada mano Natasha y Ella Alexander, y firmemente en su lucha por no retirarse con el estigma del dopaje ha declarado que solo vestido de yanqui se va.
“Cuando conecte mi jonrón 700 sentiré que realicé mi sueño. Cuando llegué a las ligas mayores se me dio el mote de que sería un grande, creo cumplí”.
Seguridad no le falta, así habla el bateador designado neoyorquino.
¿Cual es el secreto detrás de esa sonrisa? Parece que la culpa no le remuerde, no refleja frustración y ha demostrado que sin sustancias tiene rendimiento.
Fue intelgente para darle vuelta a la página de ese capítulo de su vida.
No planeó en exceso la solución de los problemas, se dejó llevar y a su regreso tras ser suspendido 162 juegos, una cifra récord, marcó un jonrón contra Texas el mismo día que cumplió 40 años, día en el que organizó una fiesta para todo el equipo.
Sabe ganarse a su gente, tiene la creatividad de cambiarse y presentar a un renovado pelotero, otra versión de sí mismo.
Parece que su próximo récord cuelga la balanza hacia el lado de A-Rod la estrella.
¿La moraleja? comete errores y sigue adelante, cuenta una mejor historia de ti, evalúate y saca tus conclusiones.
Lo dijo Babe Ruth: no puedes vencer a alguien que no se rinde.